21 de mayo de 2020
Tengo tanto para decirte, y tan poca paciencia para escribirlo, que sabrás perdonar lo escueto de mis palabras, pienso más rápido de lo que puedo escribir y en el apuro resumo demasiado las ideas. No obstante esto, quisiera que entendieras un poco lo que me pasa contigo, estoy bastante abrumada ante la certeza de poder al fin decirte algunas cosas, que no se si tendré como recompensa el placer de enviarlas. No por falta de coraje, cuanto si por falta de una ubicación cierta para transmitirlo. Pero bueno basta ya de dar vueltas.
Desde que apareciste por primera vez, me impactaste, me hiciste pensar en el futuro, ahora más que nunca; reflexioné sobre todas las posibilidades y algo cambió en mi interior. Con el paso del tiempo fuiste metiéndote bajo mi piel, te hiciste parte de mi realidad.
Que fantástico cómo sucedió, la sorpresa inicial me dejó en shock y todo parecía irreal, como en una película de zombies. Cuando miro a un lado creo que se aparecerán caminando raro, con las miradas extraviadas y fijas, con ese color parduzco en la piel...jajaja muchas series en mi haber.
Uf, cuanta imaginación, disculpá mi dispersión, ahorita continúo con lo que quiero expresarte.
Ya hace un tiempo que estás acá, y siento que la relación será para toda la vida, algo así como “hasta que la muerte nos separe”, mi romanticismo es escéptico, una cualidad o un defecto, no lo sé muy bien.
Hay ocasiones en las que sueño despierta con el presente, algo diferente, parecido al pasado pero solo parecido; hay mucha verdad en que no siempre el tiempo pasado fue mejor, pero en este caso, se cumple a medias esta premisa.
Antes tú, no estabas. Ahora, estás. Mañana, estarás.
Todas estas posibilidades conjugadas forman mi realidad, estoy aprendiendo a vivir con ellas. He reinventado una nueva rutina, viene a ser como un paradigma que se instala en un momento dado y a partir del cual ya nada vuelve a ser como antes. Las reglas del juego han cambiado, comienza una nueva partida.
Me levanto cada nuevo amanecer, y siento todas las maravillas que me ofrece el universo, agradezco cada respiración, cada sensación, el sol tibio en mis pestañas haciendo brillar las imágenes que llegan a mis pupilas, la presencia de seres hermosos alrededor mío que arrullan mi alma y cobijan mi espíritu, mi familia hermosa y amada. Por todo es que he decidido dejarte atrás, y no me alcanzarás.
De todas maneras vuelvo a lo que quisiera que entiendas:
-nunca tuviste poder sobre mi vida, a pesar de tus secuaces
-tus amenazas no me asustan
-aunque me persigas, no me encontrarás
-vivirás al acecho, y yo a la defensiva;
Lo importante es que, “mi ahora”, es mejor y mejor; y si no te queda claro, me-jo-ra-rá día a día, tengo mil herramientas para construir escollos y muchas más para evitarte.
Soy feliz así como me ves, y saberte aislado y solo en en el universo, combatido y hasta eliminado en muchas ocasiones, solo produce en mí mucha tranquilidad y paz. Estoy a favor del combate, cuerpo a cuerpo si es necesario, ya que tu no te detienes ante nada ni nadie.
Resumiendo y como tengo el gusto de no haberte conocido (esperando que nunca suceda), puedo decirte que sos un mal tipo, y tendrás poca cabida en cualquier lado, por mas que llames, grites y patalees, no hay caso, ya fue.
Hasta nunca...colorín colorado, este cuento se ha acabado.
De: Maresbida
Para: Covid-19
Este relato surge en el marco del 1° dia del 4° Mundial de Escritura. La consigna: una carta que no enviarás.
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