Con cincuenta y cinco vueltas al sol, he corrido mucho camino, y he vivido un montón. Hago un aparte y pienso sobre esta nueva proposición. Que curiosas son las vivencias que uno trae al recuerdo de cuando en cuando, provocadas en esta ocasión por un juego de palabras que está en acción.
Hubo una época en que el rasero tenía dos extremos, la gente fabulosa e importante por un lado y la gente simple o simplona por el otro, también llamada “son buena gente”, que carecían del brillo otorgado por el vil metal, trabajadores dignos de ser tratados pero que eran de un escalafón socialmente inferior, vaya a saber lo que eso significara.
Aquellos otros socialmente aptos, había que tratarlos aun cuando sus códigos de comando fueran algo turbios al parecer de uno, y sin más automáticamente pasaban a formar un clan al que se podía tratar, el resto no importaba, son “gente bien”.
Que difícil fue surfear esas olas de sociedad, donde me revolcaba en las caídas arrastrada por el ímpetu de esa fuerza dominadora a la que tenia que responder, solo para poder tener unos ratos apacibles y amables con las personas entre las que me sentía mas a gusto, léase “los buena gente”.
Al final, todo eso carecía de importancia, solo eran momentos que pasar para llegar a otro lugar. El desfile de la vida es una larga recorrida, que te puede hacer perder en enredos y aventuras.
Fueron tiempo difíciles, de los que guardo pocos recuerdos, palabras e ideas fuertes que golpeaban sin parar, de las que había que escapar. Era un mundo muy silente el refugio de mi mente, único espacio de luz, donde había quietud, donde el sol brillaba y su calidez me atrapaba. Es esperar el olvido una renuncia al pasado, el haber perdonado y el haber aceptado. Cada cual por su lado una rutina creó, y en ese cielo forjado de encantos y desencantos, tomo forma la vida, dejó atrás el dolor.
Mas adelante ocurrió el encuentro, por fin, entre dos de ese clan que necesitaban vivir. Así comenzaron a surgir nuevas formas de expresión, que por carecer de presión hoy nos hacen reír, inventamos cosas nuevas, permitimos sin problemas la honestidad por fin.
Y van apareciendo expresiones adoptadas de mil maneras, buscando construir memorias nuevas con un lenguaje común. Y entre miradas y risas vamos cantando a la vida, que “sentimental y jodida” va pasando hoy; pero si hay algo “guay” es una “pinche” comida que hacemos al medio día, en la más “correPta” armonía.
Porque nos suelen venir frases de nuestra tierra, “nomás te d´igo”, de nuestra Corrientes natal, y ahí nomás pensamos en la abuela que siempre decía “angá”, pues es todo un idioma aparte la tradición familiar.
También hay palabras ciegas, que queremos quitar, pero todo en esta vida tiene un lugar, en esas palabras duras hay un montón de dolor, que transformamos de a poco con mucho amor; y nadie se queda fuera, todos estamos aquí, estamos de mil maneras, y así nos hace sentir. Mas cercanos o mas lejanos, con miradas o con manos, hablamos de mil maneras con los ojos, con la boca, con las manos.
maresbida
Escrito en el marco del 10° Mundial de Escritura, 2° día (12/9/2023), el tema es LÉXICO FAMILIAR.
ResponderEliminarConsigna: la propuesta es escribir un texto autobiográfico, con una particularidad: el hilo de la narración tiene que estar formado por las palabras y por las frases que quedaron en la memoria. Para Natalia Ginzburg, su infancia se cuenta a través de las palabras favoritas de sus padres, como palurdo y Tócame Roque, ¿cuáles son las suyas?
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